martes, 4 de mayo de 2010

11. Rutas desde casa: Ourense y la Ribeira Sacra




Esta ruta nos aleja de la costa, vamos a recorrer una pequeña parte de la única provincia gallega que no la posee, pero nos va a acercar a su río más importante, el Miño, y conoceremos algunos de los lugares más bellos de Galicia como son los Cañones del río Sil. Si se hace en verano, cuando los días son muy largos en Galicia, propongo realizar la ruta en un día completo dedicando la mañana a la visita de Ourense y la tarde al recorrido por la Ribeira Sacra. Itinerario sugerido en google maps.



Nuestro recorrido comienza en Ourense, una de las cuatro capitales de provincia gallegas y la tercera en población despues de Vigo y A Coruña. No es una ciudad muy conocida fuera de Galicia pero si muy interesante; sus orígenes son remotos teniendo gran importancia en la época romana por su idoneidad para cruzar el río Miño, años de los que data el Puente Viejo, puente reconstruído en más de una ocasión pero que conserva todavía sus bases romanas.

Con respecto a esta ciudad se dice de ella que:
" Tres cousas hai en Ourense, que non as hai en España, o Santo Cristo, a Ponte vella, e as Burgas fervendo auga." (Tres cosas hay en Orense que no las hay en España, el Santo Cristo, el Puente Viejo y las Burgas hirviendo agua)

Así que para empezar nuestra visita nada como hacerlo en sus famosas Burgas, se llaman así a una fuentes termales que ya atrajeron la atención de los romanos y alrededor de las cuales creció la ciudad. Dice el dicho popular que no aguantarás medio Padre Nuestro con la mano dentro de sus aguas, lo cual es cierto y no se recomienda probar, puesto que corremos el peligro de escaldarnos ya que son las aguas más calientes de Galicia (entre 64 y 68 ºC).

Muy cerca de las Burgas, subiendo por la rúa de la Burga, y a la izquierda por la calle Barreira, se encuentra la Praza Mayor, centro neurálgico de la ciudad antigua, original plaza inclinada en la que sorprendentemente se llegaron a celebrar corridas de toros. En ella sobresalen dos edificios, el Ayuntamiento y el Museo Arqueolóxico. Si nos acercamos a la barroca fachada del museo, en lo alto de la escalinata aparece la iglesia de Santa María Nai, probable emplazamiento de la primitiva catedral de la ciudad y de cuyos restos sólo quedan unas columnas de marmol.


Por la Plaza de la Madalena o a traves de los soportales de la Plaza Mayor llegamos a la Catedral, en la Praza do Trigo está su puerta Sur. La forma almenada de la construcción recuerda a la de un castillo, eso es así porque además de lugar de culto cumplía funciones de fortaleza y en ella se refugiaba la población de la ciudad en caso de peligro. En su interior destacan: la Capilla Mayor, el Museo Catedralicio que posee un ajedrez único, de clara influencia india, donde los caballos son elefantes, y el Pórtico del Paraíso que nos recordará al Pórtico de la Gloria del maestro Mateo de Santiago y que para delicia del visitante aún conserva la policromía que si bien es del s.XVIII es de suponer que perpetúa otra anterior. Por una nave lateral, en el brazo norte del crucero se encuentra otra de las joyas de la ciudad: la Capilla del Santo Cristo, en el centro de cuyo retablo está la imagen del mismo nombre que el obispo Pérez Mariño trajo de Finisterre, en el S.XIV. Esta imagen, que fue realizada según la leyenda por Nicodemus y recogida del océano por unos marineros, es la talla de un Cristo gótico, moribundo, enfermo y agotado, la figura es de marcado realismo con pelo y barba naturales, lo que dio lugar a la creencia popular de que le crece; junto a ello, otra tradición cuenta que en el interior de la llaga hay un trozo de la cuerda con que ataron a Cristo.
Si al salir bordeamos la catedral por su parte posterior llegamos a la fachada de Santa Eufemia y entramos en la siempre animada zona de los vinos; enfrente de la iglesia está la casa más estrecha de la ciudad, ¡no cuesta nada encontrarla!. Podemos ahora completar nuestro recorrido por el casco viejo continuando nuestro paseo por la rúa Lamas Carvajal, donde está el Liceo en un pazo de S.XIV, y luego torciendo a la derecha en la esquina de la Plaza Mayor, hasta llegar a la Alameda, jardín que aún conserva el encanto del Orense modernista.

Volviendo a la Plaza Mayor y tomando ahora la rúa Hernán Cortés, llegaremos a la Praza do Correxidor, donde encotraremos facilmente la casa de este personaje si buscamos un gran escudo de los Reyes Católicos. Desde allí podemos bajar hasta la Praza do Ferro y seguir hasta el parque de San Lázaro, donde se encuentra la Iglesia de San Francisco y continuar por la rúa do Paseo, calle donde dicen se enamoraron muchos orensanos bajo la sombra de sus árboles, llamados por la forma de sus hojas, árboles del amor.

Para finalizar esta visita a la ciudad podemos echar un vistazo a sus puentes, acercarnos hasta A Ponte Vella y conocer el futurista Puente del Milenio y por último visitar las Termas A Chavasqueira donde nos podemos sentir como en un auténtico balneario japonés. El complejo está ambientado al estilo oriental, siguiendo las directrices de la filosofía zen, y en su construcción se siguieron los cánones nipones de no usar un sólo clavo.

















Ribeira Sacra



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Para comenzar nuestra ruta salimos de Ourense y tomamos la C-536, antes de llegar al pueblo de Esgos tomaremos un desvío a la izquierda que nos llevará a nuestra primera parada: San Pedro de Rocas, una sorprendente capilla excavada en la roca a mediados del s. XII que es el santuario eremítico más antiguo de toda Galicia, llaman allí la atención unas sorprendentes tumbas antropomorfas que configuran una necrópolis singular. En este lugar, en la antigua casa prioral restaurada para el efecto, se puede visitar también el Centro de Interpretación de la Ribeira Sacra. Además si tenemos un problema de verrugas, podemos recurrir a la fuente de San Benito, situada a pocos metros del cenobio que nos librará de ellas.

Continuamos el recorrido por la misma carretera local pasando por Loña do Monte, en cuya capilla de la Virgen del Monte, encontraremos una excelente atalaya desde donde admirar las fuentes del rio Loña y los alrededores de la ciudad de Ourense. Seguimos nuestro camino hasta Santo Estevo de Ribas do Sil, antiguo monasterio benedictino del siglo VI, el más grande de la Ribeira Sacra y rehabilitado como Parador Nacional, si el monasterio impresiona, enclavado en un bosque caducifolio, los alrededores no son para menos. Aquí, si nos animamos, podemos subir a los antiguos Penedos do Castro, supuesto antiguo castillo del rey visigodo Leovigildo, donde encontraremos su nombre grabado en la roca "Leovixildux" (mirador).

Por la misma carretera nos dirigimos a Parada do Sil, no sin antes hacer una pausa en el mirador de Cabezoás, donde nos sorprenderá una de las panorámicas más impresionantes de los Cañones del Sil, garganta de origen tectónico que tiene una extensión de 38 km y en algunos lugares casi alcanza los 500 m. de desnivel en vertical. Un microclima especial producido por la propia configuración del cañón hace que junto a la flora autóctona de carballos y castaños podamos encontrar vegetación de tipo mediterráneo como pueden ser los olivos o los naranjos. Destaca en las laderas el cultivo de la vid en bancales construidos trabajosamente por el hombre y orientados de forma que reciben la máxima insolación. Si se tiene oportunidad de acercarse en otoño es una maravilla ver el calidoscopio de colores que nos regala la naturaleza en esta época del año, con los rojos, amarillos y castaños otoñales de las viñas contrastando con el aún verde de otra vegetación. Mención aparte necesita el vino que sale de estas tierras, denominación de origen Ribeira Sacra y del que hablaré en otra ocasión. Habitan estas laderas lobos, jabalíes, nutrias y conejos así como gran número de especies de aves rapaces como el halcón peregrino, los milanos negros o el águila real.
Volviendo a nuestro camino, en este punto es posible al poco de salir de Santo Estevo, en el pueblo de Loureiro, está muy bien indicado, coger el desvío al embarcadero donde el Catamarán de la Ribeira Sacra hace su itinerario por el Sil, y regalarnos un relajante paseo por el río de hora y veinticinco minutos de duración que merece la pena hacer y que nos da otro punto de vista del cañón. Aquí hago una advertencia y es que este verano 2010 no tengo claro si funciona este servicio, hay obras en los embalses que afectan al nivel del agua y entendí que se suspendían los cruceros temporalmente, conviene informarse antes de ir.

La ruta sigue hacia Parada do Sil, en el inicio del pueblo tomamos un desvío a la izquierda que nos llevará al Monasterio benedictino de Santa Cristina de Ribas de Sil, interesantísima iglesia del siglo XII con claustro del XV; a parte del monumento, hay que fijarse aquí en los castaños huecos, hendidos y quemados por los rayos, de los cuales se decía que pasando a través de ellos curaban o "tangaraño" ( raquitismo) y, si podemos, subir a la torre románica desde la cual se puede disfrutar de una magnífica vista del bosque y del cauce del río. En el pueblo podemos ver también el monumento al barquillero o tomar el camino que nos lleva a los Balcones de Madrid, los miradores más conocidos de los cañones, cuyo nombre es debido a que este era el lugar elegido por las esposas para despedir a sus maridos cuando se dirigían a diversos lugares de España a vender sus barquillos porque para ellas todo el mundo iba a Madrid.

Desde Parada do Sil, cogemos la carretera que nos lleva a Vilariño Frío, pueblo que conserva un puente romano, y después de aproximadamente un km nos desviamos hacia la derechaa para visitar el Monasterio de Santa María de Montederramo, fundado en 1124 por Teresa de Portugal en cuyo coro podemos observar los efectos del terremoto de Lisboa de 1755 por la llamativa inclinación del coro alto.

De aquí regresamos a Ourense, no sin antes hacer la última parada y visitar al iglesia y el Monasterio de Xunqueira de Espadañedo.

Una alternativa a este fin de ruta sería, en vez de regresar a Ourense, continuar hasta Castro Caldelas para conocer su castillo y perdernos por las riberas del río.

Y no se olviden de visitar alguna bodega, encotrarán varias visitables por el camino, y comprar además del buen Mencía, una riquísima Bica, especie de bizcocho típico de la zona elaborado con manteca de vaca, harina, azúcar y huevos... ¡¡¡es deliciosa!!! y no tiene nada que ver con las que se venden en supermercados del resto de Galicia.

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